Hace un año que Carmela se marchó... se fue haciendo muy poquito ruido... Eligió un 28 de diciembre, un día de inocentes para irse... La verdad que en mi cabeza nunca se ha ido, siempre permanece y muchas veces cuando entro en la librería donde ella trabajaba pienso que voy a escuchar un "Sobrinete ¿qué tal estás? y acto seguido un -Mira, mira que novedades de ilustración infantil nos han llegado... y luego hablar de nada, charlar y reír. A veces cuando entro en la librería siento como si siguiese entre aquellos libros, como si estuviese con su sonrisa esperando a contarte algo nuevo, sugerente o divertido... o preguntarme por mi sobrino Lucas, Raúl mi otro sobrino aún no había nacido. A Carmela le debo un cuento, una historia que escribí y que tengo abocetada, pero no sé porque nunca de verdad me pongo en serio con ello, cojo mis temperas y la voy acabando, quizá porque quiero pensar que puedo irle contando como va el proceso de la historia de poder enseñarle alguno de esos dibujos... en definitiva de sonreir un poco compartiendo la historia... Pero a veces cuando intento retomar y ponerme a dibujar, me invade una gran tristeza y tengo que dejarlo...
P.D.: Se te echa mucho de menos...
Soccer city, the beautiful game
Hace 1 semana
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